Probodyone ofrece un programa específico para actores, cantantes, músicos o bailarines que viven con pasión su profesión, no exenta de grandes esfuerzos a nivel físico y mental. Los profesionales del arte experimentan a lo largo de su carrera profesional problemas de salud relacionados con la ejecución instrumental, lo que puede generar un obstáculo técnico o conducir incluso a la interrupción de su actividad profesional.
Practicar un instrumento musical o desarrollar el arte del canto pueden ser actividades muy gratificantes, pero no hay que perder de vista el sufrimiento físico que llegan a ocasionar; según algunas estimaciones, tres de cada cuatro músicos de orquesta sufren diversas patologías en relación con su instrumento musical durante su carrera profesional.
Un estudio de 56 orquestas internacionales reveló que el 50% de los músicos experimentan dolor durante la ejecución y el 83% consideró que su educación no les había preparado para el estrés físico y psicológico de las artes escénicas.
La voz se produce a través el movimiento. En el desarrollo cotidiano de nuestra vida social, la voz transmite mensajes codificados inconscientes. El ajuste de la voz está sujeto a cualidades físicas tales como el tono, el timbre, la intensidad, etc. Estas cualidades físicas implican variaciones en la respiración: es decir, cómo se inhala y se exhala el aire.
El cuerpo, la postura, las sinergias musculares y la resonancia de los sonidos son necesarios para que la voz sea capaz de expresarse plenamente. El cuerpo es un órgano plástico susceptible de ser modelado para desarrollar su funcionalidad: el pecho, los músculos respiratorios, las dimensiones de los resonadores, etc., son elementos que pueden ajustarse y equilibrarse con manipulaciones osteopáticas muy específicas.
La mente es un pilar fundamental para el cantante. De hecho, el estrés puede disminuir las facultades técnicas o, si está bien controlado, dar a la voz su óptimo potencial. Esto significa que el canto requiere habilidades técnicas que deben ser soportadas por un perfecto equilibrio físico y emocional. Cualquier bloqueo vertebral se vinculará con una alteración en la mente y en la voz.
En términos más generales, la postura, el equilibrio de las curvas vertebrales, de la pelvis y de las piernas, el anclaje de los pies en el suelo y la libre circulación de la vía aérea superior asociada con la relajación de la mandíbula y de la lengua, son elementos estructurales que permiten a la cabeza y al cuello facilitar la transmisión de un sonido perfecto. Además, el movimiento del diafragma será óptimo sólo si las seis costillas y las articulaciones costovertebrales están libres en su movimiento tridimensional. La inserción posterior del diafragma y su relaciones toracolumbares y viscerales participan del equilibrio de la columna vertebral y de la buena movilidad pélvica.
En resumen, más de 110 músculos están directamente implicados en el canto. La emoción puede alterar la voz o, por el contrario, cuando el cantante la domina adecuadamente, darle vida y buenas vibraciones.
El ajuste del tono muscular global le permitirá proyectar su voz con mayor perfección. La acción muscular global se coordina con los músculos de la faringe y de la laringe; en consecuencia, es fundamental equilibrar el cuerpo y la postura en su totalidad mediante un tratamiento osteopático general.
Estar en armonía con su cuerpo y su mente significa que el cuerpo se libera de tensiones, dolores y molestias que alteran las estructuras límbicas del cerebro y del sistema nervioso autónomo. En efecto, la interpretación vocal está directamente relacionada con el equilibrio del sistema nervioso autónomo orto y parasimpático.
El Programa para artistas Probodyone busca optimizar el eje cuerpo-mente con una metodología de trabajo holística y sinérgica, que permite al cantante expresar todo su potencial artístico en la producción vocal.
Muchos músicos enfrentan problemas de salud relacionados con la ejecución instrumental y esto, en el peor de los casos, les obliga a interrumpir su actividad musical. A pesar de que la mayoría no son graves, estas dificultades temporales son mal aceptadas por el músico en su búsqueda de la perfección.
Los pianistas, los violinistas y los violoncelistas suelen tener dolores regulares que se hacen más presentes con los años o con muchas horas de ejecución al día. Asimismo, los viajes frecuentes son una fatiga adicional.
Los problemas fisiológicos y psicológicos asociados con estas prácticas artísticas son susceptibles de producir trastornos funcionales. El rendimiento artístico requiere un nivel óptimo de las habilidades físicas y psicológicas.
El miedo escénico y el estrés en general son emociones normales que bien canalizadas otorgan mayor potencial si el cuerpo y la mente están estructural y funcionalmente en estado óptimo. Aprender un instrumento de manera profesional requiere muchas repeticiones, con posturas generalmente asimétricas y en desequilibrio. En el Conservatorio de Gotemburgo, el 89% de los estudiantes de música dijeron haber presentado en los doce meses anteriores, un fenómeno doloroso ligado a la actividad artística que, además de ser un obstáculo para la producción escénica, es perjudicial para su salud.
Los trastornos más frecuentes son estrés, sobrecarga física y la distonía focal. Los trastornos musculo-esqueléticos y otros trastornos del tendón están relacionados con esfuerzos repetitivos, posturas inadecuadas y aumentan con la intensidad y el tiempo de juego.
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